¡Estúpido!, deja de matar abejorros

23/10/2023 Diarios

¡Estúpido!, deja de matar abejorros.

Hoy he ido al vivero en busca de una planta dura, con pocos requerimientos de agua, que resista los embates del colapso ambiental que se nos viene encima. La necesito para tapar la fealdad del muro vecinal donde antes prosperaba un laurel cerezo (Prunus laurocerasus), muerto escaldado a consecuencia de las altas temperaturas de este verano.

He adquirido una dodonaea viscosa purpúrea, tiene pinta de esclerófila (plantas adaptadas a largos períodos de sequía y calor), así que espero que aguante los cincuenta grados que dentro de poco alcanzaremos en verano, según Antonio Turiel (científico del CSIC agorero donde los haya).  

Pues nada, mientras esperaba mi turno frente al mostrador de la oficina del vivero para pagar mi adquisición, eché un vistazo a los anaqueles repletos de productos de jardinería que me rodeaban. Y ahí estaba, anunciado a bombo y platillo, en letras grandes color fosforito: Trampas para avispas y abejorros. Trampas letales, claro está. No parecían diseñadas para una posterior suelta en la naturaleza. ¿Dónde iban a ir?, cuando la naturaleza, su hogar, está en tu propio jardín.

El anuncio me jodió bastante, para que negarlo. Abofeteó a partes iguales mi sensibilidad e inteligencia, dos cosas que espero tener. Acabo de leer el libro del entomólogo (los entomólogos son aquellos bichos raros que estudian a los insectos) Dave Goulson “Planeta silencioso”, el autor de “Una historia con aguijón”, donde en sus 398 páginas nos advierte de la hecatombe que supondría para los ecosistemas planetarios un mundo sin insectos, poniendo especial énfasis en la grave situación poblacional que sufren las diferentes especies de abejorros de todo el hemisferio norte. Desde Alberta a Gales, desde Galicia a Baviera.

Mientras hacia cola en el vivero pensaba en la clase de garrulo, cenutrio o zoquete, a quien podría molestarle los vericuetos de un abejorro en su jardín, esas abejas gigantes, peludas, torponas, achuchables y gentiles. Sobre todo gentiles, pues, al estar desprovistos de aguijón, son absolutamente inofensivos.

Los abejorros son excelentes polinizadores, esenciales para el buen funcionamiento de la industria agropecuaria, esa misma industria que los está matando a base de un generoso riego de pesticidas que no hace más que aumentar de año en año. Las avispas también pueden ser buenas polinizadoras, inofensivas a menos que no respetes la distancia de seguridad respecto a sus nidos (unos dos metros). Si alguna colmena de avispa resulta problemática siempre puede eliminarse de forma mecánica, sin usar productos químicos y menos aún trampas no selectivas que arramblan con todo: avispas, abejorros y abejas.

Vivimos en una sociedad absurda, profundamente estúpida, que se revuelve rabiosa contra la base que la sostiene: los procesos naturales que comúnmente conocemos como ecosistemas. Suele decirse que nuestra especie está en guerra contra la naturaleza. Personalmente, creo que ese es un término mal utilizado. Una guerra implica una respuesta, por débil que sea, por parte del oponente. Lo que estamos haciendo con el mundo natural es un auténtico genocidio.  

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